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PFC "La Ciudad de los Muertos" en Churriana de la Vega

“En los tiempos modernos, la cultura occidental ha ido eliminando la realidad de la muerte de la conciencia y la emoción cotidianas. Hoy en día, la muerte ocurre generalmente en los hospitales, y todo el proceso del entierro está gestionado por empresas especializadas. La eliminación de la muerte de nuestra vida consciente ha dado origen a una actitud surrealista de miedo y repugnancia. Por otro lado, la muerte ha sido novelada convirtiéndose en un tema desagradable o decididamente ligado a la industria del entretenimiento, ya sea en el cine, el teatro, el cómic o los videojuegos. A través de este proceso de secularización y desmitificación, la muerte ha perdido su profundo significado metafísico y su dignidad humana, su conexión esencial con la vida.”
 
No existe una forma fija que defina el procedimiento para recordar y guardar luto por una persona fallecida. La propuesta desafía la percepción común de la muerte e intenta enfrentarse a ella de manera individual. 
La solución del programa proyectual se organiza siguiendo dos premisas: 
Por un lado, la transición y separación graduales de la esfera pública hacia los espacios más espirituales, que se ponen de manifiesto a través de esta idea de extensión del umbral. Esta transición se materializa a través de una serie de filtros graduales definidos, cuyo objetivo es el de comprimir al visitante y prepararlo para su encuentro con la muerte, sirviendo de espacio para que las personas puedan transformarse en lo más profundo de sus emociones.
Introducir lo público en una atmosfera privada a través de una serie de espacios más retirados y protegidos. De este modo se intenta evitar que los diversos agentes externos que nos rodean influencien o distraigan al visitante en su encuentro con su yo interior.
La organización del programa responde a la idea de proyecto de transición de filtros o etapas que ayuden a la preparación gradual de los visitantes ante la muerte de un ser querido, así como a la idea de privatizar los espacios públicos para crear una atmósfera más íntima y personal.
 
Según el crecimiento demográfico experimentado por Churriana de la vega en los últimos 10 años, así como las defunciones que tienen lugar (alrededor de un 0,55% del número de habitantes al año), se estima que tendrán lugar un total de 2200 fallecimientos en 30 años. Teniendo en cuenta el traslado de restos del antiguo cementerio al nuevo (1.800 difuntos), se dispone el programa de forma que estén a disposición del pueblo de Churriana 4000 unidades de enterramiento aproximadamente, repartidas en nichos, columbarios, urnas biodegradables, tumbas en tierra y panteones familiares.
Vista general
Esquema funcional
Primer filtro: Llegada al lugar 
 
La primera etapa está dedicada exclusivamente a los vivos. Incluye un bloque edificado donde se ubican la cafetería, tienda de objetos fúnebres y floristería y la administración. Dicha unidad se encuentra oculta tras la entrada, pues son usos secundarios con escaso valor emotivo. A excepción de este sólido, el resto de áreas que componen este primer filtro son espacios abiertos, plazas, donde el visitante, aun descomprimido, percibe por primera vez el conjunto del lugar donde se encuentra.
Entrada al conjunto
Segundo filtro: Comienzo del rito funerario
 
En esta segunda fase la vida y la muerte se mezclan por primera vez, en uno de los momentos más emotivos del rito funerario. Cada persona ha de afrontar la muerte individualmente, de forma íntima y personal, mientras se despide al fallecido. En esta etapa están incluidos el crematorio, el tanatorio y la capilla, y se encuentran situados en la frontera entre la vida y la muerte, representada por la laguna. Dichos edificios se abren únicamente hacia la muerte, hacia la zona más simbólica del cementerio, mostrando la última casa del fallecido, y facilitando así el encuentro gradual con la muerte y la metamorfosis personal de cada individuo.
Vista de la lamina de agua, frontera entre vida y muerte
Fachada norte del tanatorio
Capilla aconfesional
Tercer filtro: Último adiós
 
Tras cruzar la lámina de agua, visitamos por primera vez la Ciudad de los Muertos, lo que será su última casa y el espacio más sagrado y emotivo del cementerio.
El Bosque de Cenizas, por su verticalidad, es la materialización del anhelo y la resurrección. Alberga, como su propio nombre indica, las cenizas de los fallecidos, depositadas en columbarios o enterradas en urnas biodegradables. Los árboles que conforman el bosque son de tronco muy alto y con forma alargada, lo que facilita el paso de las personas entre ellos. Repartidos dentro del mismo se encuentran también los columbarios, formando parte del bosque, pues su forma recuerda a la de los troncos de sus compañeros vegetales.
La última etapa de la visita es la zona de enterramientos. Y aunque se percibe de nuevo la amplitud de un gran espacio abierto, la actitud y estado personal del visitante ya no es el mismo, pues ha ido despojándose de lo inservible y comprimiéndose gradualmente al avanzar a través de cada filtro. Una vez aquí, se enfrenta a la muerte desnudo, con la sola presencia de su yo interior. El lugar está dividido en tres áreas, pero cada una de ellas se cierra en sí misma, de modo que los espacios creados son íntimos, apartados y recogidos.
Vista de los nichos 
Vista del osario y accesos a los nichos
PFC "La Ciudad de los Muertos" en Churriana de la Vega
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PFC "La Ciudad de los Muertos" en Churriana de la Vega

Master Final Project: Cemetery with funeral home, mortuary, crematorium and chapel. 7/10

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