Inicialmente, la energía femenina es pura luz, color y fuerza.
Es vida y tiene el poder de crearla.
Cada mujer es un vasto paysage único, sagrado en el que florece la belleza, corren los ríos
y donde se alcanzan las montañas mas altas.
En esta performance, se ven aparecer figuras de mujeres están obligadas a contorsionarse
para encajar en el marco muy limitado en el que les permite estar la sociedad y sus mandamientos.
La artista « oscurece » las obras, tachando energéticamente al pastel,
una parte de estos paysajes sagrados.
Este gesto hace referencia a como el capitalismo llevado por una mente masculina
ha ido destruyendo y ensuciando la naturaleza y la feminidad.
Se pretende aquí abrir el dialogo y la reflexión acerca de una posible reconexión como lo que todes somos:
hijes de la tierra.