Al pensar un animal criollo lo primero que se me ocurre es un burro. Al personificarlo con su carga, atuendo campesino y su hijo a cuestas, se retrata una escena muy criolla, pero al agregarle esa increíble actitud, una gran sonrisa y un palo selfie, se le añade una noción de actualidad que se mezcla sin problemas con lo tradicional.