Starbucks Chalkboard Art
Cliente Starbucks UK
Ilustración Laura Ruiz
Durante mis años en Londres, trabajé como Starbucks Store Artist en el distrito de Kensington & Chelsea.
Con cada promoción estacional, acudía a las tiendas para crear diseños en todo tipo de paneles y paredes que tuvieran una superficie negra. Los murales se hicieron enormemente populares y los Starbucks del distrito se hicieron conocidos por ellos.
Acerca del proceso: cada vez que me pedían diseñar un mural, primero pensaba en su finalidad. El objetivo normalmente era promocionar los nuevos productos. Cómo lo hacía, dependía del número de paneles en la tienda. Si sólo había uno, me concentraba en el producto que requería más upselling.
Otros murales estaban pensados para permanecer inalterados más tiempo y anunciar la tienda como tal. En ellos, diseñaba un mensaje de bienvenida para los clientes, siempre con los nombres de los baristas que trabajaban allí.
A veces creaba una composición que incluía un espacio en blanco para servir como tablón de anuncios donde la gente podía publicitar eventos locales. Esto permitía crear comunidad entre Starbucks y el vecindario.
Los materiales utilizados eran rotuladores de tiza líquida para pizarra, no resistentes al agua.
A menudo no sabía con antelación lo que me solicitaría el mánager de la tienda. En estos casos siempre llevaba conmigo algunas referencias (especialmente caligrafía y composición) que podía aplicar a cualquier idea. Mientras dibujaba, me inspiraba en lo que veía alrededor. Un simple paquete de café me proporcionaba los recursos necesarios para planear una ilustración.
Otras veces, he podido diseñar la pieza enteramente con antelación. El primer paso en mi proceso consistía en investigar qué había preparado el equipo de Marketing para esa temporada. Tomaba elementos oficiales (carteles, packaging...) como punto de partida, para así dar continuidad al diseño de la tienda.
A continuación, trabajaba en los bocetos. Siempre intentaba planear elementos que en su base fueran simples de ejecutar (tenía un margen de tiempo muy limitado) y que me permitieran improvisar y detallar más si quería.
Una de mis costumbres favoritas era incluir elementos totalmente ajenos al café y encontrar un modo de relacionarlos con la marca.
A la hora de pintar, lo encaraba como un cuadro tradicional, utilizando un rotulador oscuro para establecer los elementos principales. Como regla general, siempre comenzaba con la caligrafía principal, porque mientras que el título quede perfecto, el diseño tendrá aspecto profesional. Esto me permitía experimentar con el resto de la ilustración. Una vez dibujados los precisos detalles de las letras, me sentía mucho más segura y energizada. Ese era un buen momento para proceder con el dibujo, que requiere trazos más amplios y rápidos.
La mayor parte de las pizarras me llevaba unas 3 horas. En el caso de las paredes, podía variar enormemente dependiendo de la cantidad de ilustración y de color.
Este periodo de mi carrera fue enormemente divertido y satisfactorio a nivel creativo. Siempre recordaré con mucho cariño a esos store managers que me llamaban para ir a sus tiendas a pintar pizarras, y a los compañeros por recibirme con tanta calidez.
¡Muchas gracias a todos!
