-CHICAGO: TOPOGRAFÍA SOBRE LA RETÍCULA-
La cuadrícula, como elemento ordenador, está presente en gran parte de las ciudades estadounidenses construidas bajo la Ley de Ordenamiento del Territorio. Y Chicago no es la excepción. En su caso, a falta de elementos topográficos significativos, se percibe una rejilla casi infinita, que se extiende desde el borde del lago hacia todas las direcciones, ignorando los límites establecidos de la ciudad y continuando en los suburbios que la rodean. Sin embargo, siempre hay características, ya sean naturales o del proceso constructivo de la ciudad, que rompen el plano de la cuadrícula y le dan la identidad que vuelve a cada centro urbano único.
En Chicago, gran parte de estas caraterísticas confluyen en el centro. Esta zona, por excelencia, es el centro financiero y de gobierno de la ciudad, el único punto donde encontramos rascacielos, que rompen el plano horizontal de la rejilla y se convierten en sí en la nueva topografía. Es allí también donde confluyen los dos grandes brazos del río que atraviezan la ciudad de norte a sur, y se vuelven uno solo antes de desembocar al lago.
Por supuesto, es en el centro donde se encuentra el icónico Loop, corazón del sis- tema de transporte de la ciudad, que al estar compuesto en gran parte por líneas de metro elevadas, establecen trazados propios, algunos ajustados a la cuadrícula, y otros que la rompen y atraviezan. Algo parecido sucede con el sistema de parques y bulevares de la ciudad, que con su forma de arco, abraza gran parte del territorio en una huella verde.
De esta forma, el resultado de la ciudad no es una cuadrícula encasilladora, sino una herramienta para la convivencia armónica entre el territorio y los trazados del hombre, entre los que toma lugar la actividad humana.
