El tĆ©rmino humanidades dice relaciĆ³n con lo humano, con el hombre. Pero las humanidades no se ocupan de todo el hombre; no estudian, por ejemplo, su constituciĆ³n anatĆ³mica ni sus procesos biolĆ³gicos. ĀæPor quĆ©? Porque estos aspectos del hombre estĆ”n regidos por leyes naturales, por elementos propios de la realidad tangible. En cambio, la acciĆ³n polĆ­tica, la organizaciĆ³n social, la estructuraciĆ³n del lenguaje, son objetos estudiados por la Ciencia HistĆ³rica, por la AntropologĆ­a, por la SociologĆ­a, por la FilosofĆ­a, por la Ciencia Literaria, por la PsicologĆ­a, entre muchas mĆ”s.
Todos estas construyen un mundo humano, lo que en el lenguaje de la tradiciĆ³n se ha llamado siempre la ciudad, la polis, un mundo que no podemos tocar pero que es el verdaderamente real. Este tiene la tarea de crear una teorĆ­a tal que comprenda cuĆ”les son las exigencias y las condiciones de la creaciĆ³n de hombres libres. Esta Ā funciĆ³n social irrenunciable de las humanidades es la que crea el mudo de lo intangible, un espacio inmaterial que ilumina nuestra praxis con la construcciĆ³n de la teorĆ­a, permitiĆ©ndonos asĆ­ ser libres.
Es entonces que de esta reflexiĆ³n nace la pregunta Ā ĀæCĆ³mo serĆ­a la materializaciĆ³n de lo intangible?. La respuesta que se encontrĆ³ fue: el vacĆ­o
AsĆ­, La facultad de humanidades y ciencias polĆ­ticas, pretende ser la construcciĆ³n de este espacio intangible, utilizando el vacĆ­o como medio de organizaciĆ³n. De esta manera, los patios serĆ”n el punto en donde ocurre el intercambio de ideas entre estudiantes de diferentes carreras, es decir, la construcciĆ³n del mundo humano.
Lo intangible
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