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Hamilton: de Broadway a la pantalla chica

Hamilton: de Broadway a la pantalla chica
Mientras todos los espectáculos teatrales se encuentran frenados por el Covid-19, el musical de Broadway que rompió récords estrenó el viernes 3 de julio en la plataforma de Disney. Según el análisis de Apptopia, ese fin de semana su servicio de streaming creció un 46.6%.  Aunque originalmente se iba a estrenar en los cines en octubre de 2021, la productora decidió adelantar el estreno en medio de la pandemia.

Lin-Manuel Miranda, además de haber creado el show, interpreta a Alexander Hamilton, uno de los padres fundadores de Estados Unidos, olvidado por la historia, cara del billete de diez dólares, promotor de la Constitución, y creador del Banco Nacional y de The New York Post. “¿Cómo es que un bastardo, huérfano, hijo de una puta y de un escocés, tirado en la mitad de un punto olvidado en el caribe, por providencia empobrecido, en la miseria, creció a ser un héroe y un académico?”, pronuncia la primera línea de la obra.

El espectáculo estrenó por primera vez en el Off-Broadway en febrero de 2015, hasta que llegó a Broadway en octubre de ese mismo año. Y a partir de ese momento su éxito no dejó de crecer. Conseguir entradas para el Teatro Richard Rodgers se convirtió en toda una odisea, donde a veces buscar con semanas de antelación no era suficiente.  Obtuvo 16 nominaciones a los Tony, de los cuales se llevó once premios, entre ellos mejor musical, guión, música original, dirección, coreografía, luces, orquestación, vestuario y más.

Debido a su éxito, la obra se filmó en el 2016, sin siquiera saber cuando iba a ser transmitida. Con nueve cámaras en el teatro, incluso ofrece una visión desde la parte trasera del escenario, una perspectiva que el público en vivo nunca podría tener. Las grabaciones incluyen las pistas de audio individuales de cada uno de los diez actores principales y de los once miembros, además de la orquesta (excepto la batería que tiene siete minutos grabados de manera individual). Solo trece números se grabaron sin la audiencia. La edición y montaje estuvieron a cargo de Johan Moran, y fue dirigida por Thomas Kail, quien también dirigió las versiones Off-Broadway y Broadway del musical. Los primeros planos de esta versión cinematográfica permiten observar detalles que pasan desapercibidos, como las lágrimas de Eliza Schuyler, interpretada por Phillipa Soo, o la saliva que se le escapa al Rey George cuando canta, interpretado por Jonathan Groff.
La puesta está integrada por un set de dos pisos, donde los actores se mueven a través de la escenografía y la ayuda de los otros miembros del elenco, ya sea en forma de huracán, de un viaje en el tiempo o de una bala flotando en el aire, ubicados siempre en el instante. Lo abstracto de la obra, los juegos de luces y sus canciones agregan otros niveles de intertextualidad y subtexto en la trama.

La rivalidad entre Alexander Hamilton y Aaron Burr; el triángulo amoroso entre Hamilton y las hermanas Schuyler; y el país de Estados Unidos, por quien estos personajes luchan por su independencia y liberación de Gran Bretaña, forman la trama de esta obra. La guerra, la corrupción, las diversas miradas sobre cómo se debe construir un nuevo estado; el tiempo, el legado, las palabras y la libertad, son también protagonistas. Además, Miranda se aseguró de que haya diversidad en el elenco para que se refleje la realidad de Estados Unidos, por lo que estas figuras históricas son interpretadas por negros, latinos y asiáticos.
No es para menos el reconocimiento que logró Hamilton. Reinventó la narrativa del género musical, en la que cuenta una historia a través de una base rítmica de hip-hop durante toda la obra. Miranda se basó en la biografía escrita por el historiador Ron Chernow. Fue cuando leyó la novela por primera vez cuando sintió que ésta “le habló del mismo modo en el que hablan los raperos”. En ese momento se dió cuenta que para volcar el contenido de un libro de 800 páginas en un musical de casi tres horas “la velocidad del fraseo y las rimas eran perfectas”. Le tomó seis años escribirla.

Pero no es una historia de héroes y villanos, ya que no solo cuenta la vida de una figura estadounidense que finalmente logra el reconocimiento que merecía. Hamilton representa a todos los soñadores y luchadores que se esfuerzan por cumplir sus metas, grandes o pequeñas; a quienes son olvidados en el camino, quienes luchan por ayudar a una comunidad, a los inmigrantes, a los trabajadores, y a los que quieren dejar su huella en el mundo.
Publicado en El Espectacular el 9/07/20
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